jueves, noviembre 16, 2006

Ayer y hoy: Castigo y condena
Por: Eduardo Alegría Duran

Los viejos títeres se han amarrado los brazos con sus propios lazos, aquellos que los hacían ver llenos de vida y danzantes, los mismos brazos que agitaban enérgicos e imponentes y aseguraban de paso lo que les caía en el bolsillo. Dieciséis años han pasado desde el retorno a la democracia y el abandono a un gobierno de facto. Sin embargo y a pesar de todos los hechos sacados a la luz pública, hay quienes siguen defendiendo las actitudes censurables del Hitler chileno, Augusto Pinochet Ugarte y su gobierno nefasto. Parece ser que los abogados del diablo aún no quieren abrir los ojos y darse cuenta de que fue el títere el que manipuló esta vez.
Con la llegada de la democracia, se esperaba también, un gobierno que representara al pueblo y respetara los derechos humanos. Lamentablemente, hoy se sabe que al igual que en las décadas del setenta y ochenta, existen actores que empañan la visión de aquel gobierno representativo e igualitario. Las malversaciones de fondos y las coimas ya son pan de cada día. Estas son las ocasiones que aprovechan los representantes de la derecha, especialmente senadores y diputados, para sacar en cara todas las malas gestiones que se producen, sin tener en cuenta que en los tiempos de la dictadura y al que tanto defienden, el país fue testigo de cosas peores.
Aquellos derechistas que defendieron a brazo partido y sin claudicaciones cuando en Chile no se respetaban los derechos humanos, la libertad de prensa y los derechos laborales, son los mismos que callaron cosas oscuras que se hicieron bajo el principio de erradicar el marxismo y son los mismos que ahora critican las gestiones del nuevo gobierno. La verdad es que no son los únicos que callaron cosas. Muchos trabajadores, entre ellos profesores, sociólogos, abogados y también periodistas, tuvieron que silenciar a la libertad para poder mantener sus fuentes laborales, resguardar la seguridad de su familia y por supuesto asegurar sus vidas; otros lisa y llanamente, decidieron abandonar el país o fueron expulsados.
La diferencia está en que hoy, época de democracia, es posible frenar a tiempo todos los hechos ilícitos que han estado ocurriendo como lo de Chiledeportes, o los errores en las cifras de las alzas de la electricidad. A diferencia del gobierno militar de turno, es posible denunciar y publicar, sin el miedo de ser censurados o silenciados de por vida. Este es el gran contraste que encontramos entre un gobierno libre y uno tomado por la fuerza. Muchas malversaciones y robos se cometieron en empresas estatales y aún se investigan los millones de la familia Pinochet como a la cabeza de aquel gobierno. Cuántas empresas estatales fueron vendidas a particulares a precios irrisorios, como en el caso de la Soquimich que fue cedida a Ponce Lerou, yerno de Pinochet.
Pero lo ocurrido ayer, no es justificación de lo que sucede en el presente. Los hechos ilícitos deben ser castigados duramente y quienes se dicen llamar funcionarios públicos, deben ser castigados y vetados de por vida a ejercer cargos gubernamentales. No es posible que se sigua el ejemplo de hace treinta años atrás y que los responsables de tales delitos, sean impunes a la mano castigadora de la ley. Ya es tiempo de tomar cartas en el asunto y entregar el ejemplo de gobierno libre y justo que tantos chilenos añoran.

lunes, noviembre 06, 2006

He regresado...


A pesar de que no son muchos los que conocen este, mi sitio Blog, he vuelto para poder entregar mis ideas y mis descargos. Anteriormente la intensión del blog era compartir mis deseos hacia una persona muy especial, Alita, a quien le he entregado mi vida y mis sueños para compartirlos con ella. Sin embargo y a partir de este momento, este sitio será ocupado con la finalidad de entregar mis puntos de vistas, algunos escritos y varias otras cosas que se me irán ocurriendo con el correr del tiempo. Espero con toda sinceridad que este se aplique al debate y a la entrega de información y no para generar conflictos sin las prontas soluciones.
Nuestro país en su larga extensión, necesita ayuda, pero esa ayuda no vendrá de las autoridades, si no más bien de nosotros mismos.
Atentamente...
Yo